En 1985, el cantante y actor estadounidense Dean Reed retornaba a su país por primera vez en muchos años para protagonizar un documental sobre su vida. Como parte de la banda sonora del filme, Reed grabó la canción Nadie Sabe que Estoy de Vuelta en Mi Pueblo, que reflejaba claramente el virtual anonimato que padecía en su propia patria. Casi un año más tarde, cuando todo indicaba que Reed se iba a radicar definitivamente en Estados Unidos, fue encontrado muerto en un lago de Berlín Oriental.
El fallecimiento de Reed fue también el corolario de una vida marcada por decisiones sorprendentes y hasta tragicómicas, siempre en contra de lo que parecía la norma para este saludable hijo de granjeros del Medioeste norteamericano. Conocido como el "Elvis Rojo", el "Johnny Cash Comunista" o el hombre que llevó el rocanrol a la Unión Soviética, Dean Reed es también el tema de la biografía Comrade Rockstar -traducible como Camarada Estrella de Rock- de la investigadora Reggie Nadelson, recién publicada en Gran Bretaña. Los derechos de esta obra fueron adquiridos recientemente por el actor, productor y director Tom Hanks, quien protagonizará un filme sobre esta peculiar existencia.
Dean en Chile
Nacido en 1938 en la localidad de Wheat Ridge -cerca de Denver, Colorado-, Reed era el hijo predilecto de Cyril y Ruth Anna Reed, dos esforzados granjeros que criaron a sus muchachos bajo la estricta disciplina del estadounidense hecho a sí mismo. Educado en una academia militar y gran deportista, Reed abandonó el hogar a los 20 años para buscar futuro como cantante y actor en Hollywood. Su padre -anticomunista recalcitrante y miembro fundador del grupo de extrema derecha John Birch Society- nunca le perdonó este desliz a su hijo preferido.
Altísimo, de buena presencia y ojos azules, Reed daba con el tipo clásico del rozagante chico en busca de éxito y miembro de la pléyade de imitadores de Elvis Presley que en ese entonces proliferaban en toda Norteamérica. Pese a haber grabado algunas canciones para Capitol Records, no logró la fama esperada en su país y así fue cuando supo que en Chile se escuchaba insistentemente su canción Our Summer Romance, conocida acá como Nuestro Amor Veraniego.
"Dean Reed se hizo famoso en las radios de Chile gracias al disc-jockey Antonio Contreras, quien lo solía programar en su espacio El Fonoclub. Fue tal la popularidad de su canción Nuestro Amor Veraniego, que la Emi Odeón se vio obligada a editar sus discos long plays en Chile. Por esa época, principios de los '60, Reed vino al país, donde era un verdadero ídolo, sobre todo entre la chicas, que admiraban su físico. Fue aquí donde tomó una posición contraria a Estados Unidos y hasta lavó una bandera norteamericana como protesta frente al consulado de ese país", recuerda el productor musical Camilo Fernández.
De esta manera, Reed fue luego un asiduo visitante de tierras chilenas -donde compartió con Víctor Jara, Pablo Neruda y Salvador Allende-, abrazó abiertamente la causa antinorteamericana y se proclamó "revolucionario".
Con el paso del tiempo, un periodista soviético lo descubrió en Helsinki y comenzó a promoverlo en su país como estrella anti-norteamericana del rock. Es decir, justo lo que las autoridades de la URSS necesitaban para motivar a una juventud que veía cómo el rocanrol se bailaba sólo al otro lado de la Cortina de Hierro.
Reed llegó a firmar un contrato jugoso con el sello local Melodiya y solía llenar plazas, locales y estadios con multitudes bailando al compás de sus canciones socialistas. Vestía de vaquero, pero proclamaba ser antiimperialista. Bailaba el twist, pero con letras que saludaban a Ho Chi Minh y el Vietcong.
"Dean no podía salir de la casa sin que lo acosara una turba de seguidores. Allá era más grande que Elvis", explica Phil Everly -del grupo Everly Brothers y amigo de Reed- en el libro de Nadelson, cuando recuerda la visita que le hizo en Berlín Oriental.
Casado con la actriz germana Renate Blume, el músico se estableció finalmente en Berlín Este. Tras probar suerte en el cine -protagonizó varios spaghetti westerns en Italia- su fama comenzó lentamente a decaer. En 1985 visitó Estados Unidos por primera vez tras 25 años y se reencontró con sus viejos amigos de Denver. La nostalgia rápidamente lo invadió y de vuelta en Alemania añoraba poder regresar a vivir a su país. "No hablaba de otra cosa", recuerda su esposa.
En ese mismo año, Gorbachov asumió como líder de la Unión Soviética, las fronteras se abieron y las primeras estrellas del rock comenzaron a presentarse en Europa del Este. Súbitamente, los muchachos no quisieron escuchar más a este extraño espécimen de rock socialista que en sus letras defendía un régimen con los días contados. Entre un recital de Prince o un concierto de Reed, la decisión estaba clara para ellos. En 1986, en un concierto a beneficio de las víctimas de Chernobyl, el músico se apareció sobre el escenario, pero ya nadie quería que cantara.
El 17 de junio, su cuerpo fue hallado flotando. Aun cuando se han tejido hipótesis que involucran a la CIA y la Stasi -la policía política de la RDA-, tanto el gobierno como su biógrafa hablaron de suicidio. Quizá Reed sintió que el tiempo de su insólita cruzada se había acabado para siempre. |
