Dean Reed: De "americano bueno" a "Elvis Rojo"
Nos mandaron un rockero y les devolvimos un militante. Llego' con chaqueta de cuero y se fue con poncho. Veni'a entonando romances veraniegos y termino' canta'ndole a la revolucio'n. Dean Reed no so'lo logro' fama musical por estos lares. Chile fue su segunda patria.
Un di'a de 1959, el conductor Antonio Contreras anuncio' en Radio Santiago, en “Discos y Disco'filos”, un nuevo disco pro'ximo a aparecer en Nueva York. Con ustedes, dijo, “Dean Reed y Nuestro romance veraniego”.
En pocas semanas, la cancio'n era nu'mero 1 en el ranking del espacio. En so'lo meses, su primer disco Capitol estuvo en todas las disqueri'as del pai's y fue el gran e'xito del verano de 1960. Sus siguientes discos tambie'n gozaron de gran popularidad: La Bu'squeda –que estuvo en los Top 100 de Billboard–, Un par de tijeras y No la dejes ir.
Sin embargo, aunque aca' Dean Reed le peleaba los primeros lugares a Elvis Presley y a Paul Anka, en realidad era un desconocido en su pai's.
Nacido en 1938, en Wheat Ridge, cerca de Denver, habi'a entrado a la Universidad de Colorado, por hacerle caso a su padre, un profe de matema'ticas que queri'a que imitara a su hermano cienti'fico. Pero los genes de su madre, profesora de danza, fueron ma's fuertes y dejo' todo por cantar y tocar guitarra, incluso al equipo oli'mpico de natacio'n y lanzamiento.
Trato' de abrirse camino en la mu'sica y el cine. Como era apuesto, atle'tico, rubio, de metro 90, facciones perfectas y ojos azules, no tardo' en encontrar un agente, que lo coloco' en la Escuela de Estrellas de la Warner.
Adema's, firmo' un contrato con Capitol, uno de los sellos ma's importantes. Sin ser un cantante superdotado, posei'a cierto talento para componer y tuvo la suerte de caer en manos del arreglista Lincoln Mayorga, acompan~ante oficial de los famosi'simos 4 Preps.
Todo pareci'a listo: era cosa de ir produciendo discos y ver co'mo se instalaban en los rankings. Pero so'lo el primero, The Search, se asomo' en el Billboard. Tras cinco discos y 45 singles publicados por Capitol, ninguno exitoso, intento' probar en Imperial, con Once Again. Nuevo fracaso en Estados Unidos. Pero mientras alla' no lo pescaban, al sur del ri'o Grande la cosa era distinta. Y sobre todo en Chilito.
Cuando Dean Reed se entero' que Our Summer Romance era el nu'mero 1 aqui', preparo' su primer viaje a nuestro pai's.
Llego' el Americano Bueno
Su llegada estaba anunciada para el 18 de marzo de 1961. Al di'a siguiente, la revista Ecra'n, que habi'a publicado varios especiales, teni'a programado un “Te' para diez con Dean Reed”, que resulto' perfecto. Reed actuo' en el Waldorf y para Radio Mineri'a, so'lo con su guitarra.
Como era igual de estrella en otros pai'ses sudamericanos, actuo' en Argentina, Peru' y Brasil. Volvio' a los Estados con el disco de Antonio Prieto La Novia e hizo una doble versio'n: en castellano e ingle's.
Al fines del mismo an~o, retorno' a Chile por ma's tiempo, y fue tan bien acogido que instalo' su centro de operaciones en Santiago. Empezo' a participar en las foto-novelas e hizo un disco LP para el sello Philips.
Paralelamente, grababa discos y actuaba en peli'culas en Me'xico y Argentina, y en Buenos Aires teni'a su propio show de televisio'n.
Pero no todo era canturreo y TV. Muchacho idealista, se involucro' con el intelectualismo de izquierda y se transformo' en un defensor de la justicia, la igualdad y la anti-violencia, asi' como en un duro cri'tico de algunas poli'ticas de su pai's. Con esas ideas en la cabeza, en 1971 grabo' su caballito de batalla, Somos los revolucionarios, con el conjunto chileno Los Amigos de Mari'a y protagonizo' un hecho singular: extendio' la bandera de Estados Unidos frente a su Embajada en Santiago y la lavo'. Fue detenido y enviado de vuelta a Buenos Aires, donde estaba viviendo. Al inicio de las dictaduras sudamericanas, lo deportaron de Argentina.
Su idealismo fue notable. Costo' que empezara a hacer spaghetti westerns, porque no queri'a andar con una pistola encima. Y se lucio' en el Congreso Mundial de la Paz de Helsinki, donde aquieto' los a'nimos en un momento de gran tensio'n, al hacer cantar a toda la gente la cancio'n We Shall Overcome. Se lucio' tanto que lo ficho' el presidente de la Komsomol (la Organizacio'n Juvenil Sovie'tica), que vio en e'l al “americano bueno”, que cantaba rock y era de ideas socialistas. La juventud rusa acababa de descubrir a los Beatles y clamaba por especta'culos de rock. El destino de Dean Reed estaba escrito.
Admirador de Vi'ctor Jara
Pronto se transformo' en un i'dolo en la Unio'n Sovie'tica. Se convirtio' en el “Elvis Rojo”, una propaganda sensacional para el comunismo. Estados Unidos no se lo perdono' y le cerro' las puertas. Se dedico' entonces a hacer muchas peli'culas, en co-producciones con Espan~a, Italia y las dos Alemanias, y fue aprendiendo te'cnicas de direccio'n.
Su mayor logro tiene que ver con Chilito: escribio', dirigio' y protagonizo' “El Cantor”, para la televisio'n alemana, basada en la vida de Vi'ctor Jara, a quien admiraba profundamente.
La mu'sica no la abandono', eso si'. Grabo' muchi'simo en la URSS y Alemania Democra'tica, y se convirtio' en el ma's grande i'dolo al otro lado del muro de Berli'n. Pero se senti'a ma's que un roquero: “La gente pone siempre etiquetas. No las acepto. En mis comienzos en Hollywood, aunque tambie'n cantaba baladas y country, me etiquetaron como cantante de rock. En Sudame'rica, cuando fui ma's activo poli'ticamente, me llamaron cantante de protesta. El ser humano tiene muchos lados… pero si insisten en ponerme una etiqueta, lla'menme el cantante del amor”.
Y hablando del corazo'n, tuvo tres amores: su primera esposa, Patty, con quien tuvo su hija Ramona; luego en el festival de cine de Leipzig, en 1971, se enamoro' de la modelo Wiebke, con quien tambie'n se caso' y tuvo a Natasha, y luego, al rodar “Kit & Co.”, conocio' a su mujer definitiva, la actriz Renate Blume, y adopto' a su hijo Alexander. Movido el hombre.
La oscura mano de la muerte
A fines de los 70, empezo' a decaer en el bloque sovie'tico y su u'ltimo proyecto fue una co-produccio'n germano-japonesa. Hasta que su amigo Will Roberts, premiado cineasta con quien habi'a viajado a Chile, Cuba y la Unio'n Sovie'tica, lo invito' a la presentacio'n de su documental “Dean Reed: American Rebel”, en el Festival de Denver. El cantante se alegro' de poder volver a su tierra tras 20 an~os, y aunque algunos lo acusaban de traidor, se imagino' hasta presentar una candidatura poli'tica. Dice: “Funciono' con Reagan, ?por que' no conmigo?”
Despue's, regreso' a Alemania, feliz porque iba a comenzar el rodaje en Rumania de una ambiciosa peli'cula: su visio'n de la masacre de Wounded Knee (Dakota del Sur), en 1978, cruento enfrentamiento entre indios y el FBI. Justo la noche antes de que se fuera a grabar, fue a encontrarse con el productor de la peli'cula, pero nunca llego'. El cuerpo de Dean Reed fue encontrado cinco di'as despue's, el 17 de junio de 1986, desfigurado, flotando en un lago cerca de su casa.
Absurdo. Era un lago poco profundo y Dean era un excelente nadador. Algunos postularon el suicido, por una supuesta nota de 17 pa'ginas donde hablaba de frustraciones y desamor, pero la familia jama's lo creyo'. Ma's encima, teni'a dos chaquetas puestas, en pleno verano, y la billetera que la polici'a le entrego' a su hija Ramona no teni'a huellas de haberse mojado.
Asi' murio' un valiente defensor de la justicia. Dean Reed nunca renuncio' a su nacionalidad estadounidense y cuando lo atacaban como antipatriota, respondi'a que para e'l no era la gente de su pai's sino el sistema el que estaba “enfermo”. Y e'l queri'a mejorar las cosas.
Ahora que el actor y director Tom Hanks esta' preparando una peli'cula sobre e'l, que seguro se llamara' “The Red Elvis”, confiamos en que nuestro pai's figure como el punto de inicio de sus e'xitos internacionales. El propio Dean Read le dijo a una revista de la e'poca: “Chile es como mi segunda patria”.
Oscar Ohlsen "El guachaca"
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