Pla'cido Domingo debuto' en Salzburgo en 1959. Asombra pensarlo. Pero ma's asombra escuchar el inmenso recital que dio anoche en Salzburgo, capaz de desmoralizar a cualquiera de pretendientes a su trono tan inconsistentes como Villazo'n
Se' que el mundo seguiri'a sin Dean Reed, pero mi vida so'lo tiene valor si puedo participar en la lucha por la justicia social». Esta era la declaracio'n de principios de un joven estadounidense que en plena Guerra Fri'a se convirtio' en el i'dolo de toda una generacio'n en el mundo sovie'tico. Con su largo flequillo y su pose de cowboy, Dean Reed fue el encargado de ilusionar a miles de jovencitas del bloque comunista y de hacerlas bailar a ritmo del rock and roll. Si a Elvis Presley se le cerraron las puertas del gigante ruso a la par que creci'a el muro de Berli'n, a Reed (que segu'n los cri'ticos no le llegaba a la suela de los talones al Rey), se le abrieron gracias a sus convicciones poli'ticas. El cantante encarno' al Elvis que siempre estuvo vetado a los adolescente de los pai'ses comunistas. De ahi' el ti'tulo del documental que Leopold Gru"n, acaba de estrenar en Alemania, El Elvis rojo (Der rote Elvis).
Antes de triunfar en Moscu', Dean Reed ya habi'a probado las mieles del e'xito en Latinoame'rica, donde se forjari'an su espi'ritu inconformista y su carrera. Nacido en 1938 en Denver, su padre le teni'a reservado un futuro en el Eje'rcito. Nada ma's lejos de su vocacio'n de pacifista.
Lejos de las filas, Reed, igual que Elvis, grabo' un primer disco con medios amateurs, pero que sirvio' para que Warner Brothers se fijara en e'l, lo fichara y lo enrolara en un du'o con el tambie'n comprometido Paton Price. Pero mientras en Estados Unidos sus temas apenas se colaban en los barrios pobres de las listas de favoritos, en la parte hispana de Ame'rica consegui'a desbancar al mismi'simo Presley. Visto el e'xito de Reed, su casa discogra'fica lo envio' de gira a Chile y Argentina, donde seri'a recibido por miles de fans. Fue alli' donde Reed conocio' de primera mano la injusticia que sufre Latinoame'rica y se comprometio' a luchar contra ella. Ya integrado, Reed apoyari'a la campan~a electoral del Frente Popular de Salvador Allende y protagonizari'a uno de sus episodios ma's pole'micos en 1970: llegado hasta la fachada del consulado de EEUU en Santiago de Chile, Reed lavo' la bandera estadounidense, «ensuciada», segu'n sus palabras, «por la sangre y la'grimas de millones de personas».
A Chile represento' el mu'sico en la Cumbre Mundial de la Paz que en 1965 se celebro' en Helsinki. En la capital finlandesa estaba tambie'n el li'der de las Juventudes Comunistas de la Unio'n Sovie'tica, que vio en Reed un filo'n a explotar. Sin embargo, fue la Repu'blica Democra'tica Alemana la que saco' partido del filo'n del Elvis rojo. Alli', desarrollari'a la mayor parte de su carrera, a caballo entre los spaghetti western antiamericanos, los conciertos masivos y la lucha por la causa comunista.
En una de sus giras, Reed llego' a Leipzig en 1970 para dar un concierto en el que conocio' a la que seri'a su segunda esposa, la profesora de ingle's Wiebke, con quien tuvo a su segunda hija. Es en este punto donde comenzo' a resquebrajarse el mito. Cuando un an~o despue's de casarse, la pareja se separo', «lo social se le olvido'». Asi' lo asegura en el documental Wiebke, que tuvo que abandonar con su hija la casa que Dean habi'a comprado a las afueras de Berli'n y donde viviri'a despue's con su tercera esposa, la actriz alemana Renate Blume. Tampoco este matrimonio seri'a un camino de rosas.
Entre otras cosas, porque su carrera comenzo' a decaer y su conviccio'n en el sistema comunista empezo' a resquebrajarse. Reed, que en los an~os 70 habi'a abandonado el pacifismo tras el asesinato de Allende y llego' incluso a empun~ar un arma para luchar por la causa palestina, acabo' por calificar a los dirigentes de la Repu'blica Democra'tica Alemana (RDA) de «fascistas».
Por entonces, el cantante ya echaba de menos los Estados Unidos. Tanto que penso' en volver y hasta en presentarse a senador en su Colorado natal. Sus planes quedaron truncados el 17 de junio de 1986 cuando su cada'ver aparecio' flotando en el lago cercano a su casa berlinesa.